El mundo de la cultura y el teatro llora la muerte inesperada del escritor extremeño Fulgen Valares a la edad de 46 años.
Era Valares un auténtico mago de la escritura, un portento, todo talento que, indudablemente, deja un hueco insustituible en el mundo de las artes de Extremadura, A él se deben obras como “El reto de Zeus”, una obra donde el semidiós Pan habría de enfrentarse al más difícil de los retos: acabar con el aburrimiento que se había instalado en el ánimo de su padre Zeus. Fulgen nació en San Sebastián pero su familia procede de Miajadas. A los 27 años se trasladó a Cáceres para iniciar su carrera como escritor teatral. De hecho estudió dirección en la ESAD de Cáceres.
Uno de sus libros destacados fue ‘La hora de los despojos’, un retrato de hombres en los 50 en el mundo rural, que habían perdido toda esperanza. Sea por el teatro o por la novela, las obsesiones de Fulgencio Valares se mantuvieron intactas con los años. Gentes que no consiguen nada, un estado de cosas inalterable, la busca de la identidad, el abuso del poder…
Hombre de teatro y escritor, estrenó La reina vaca , Las meninas duermen en la rúa o, en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres, Jazzclub Polonia. Otra de sus novelas, La mancha de la mora, fue premio Carolina Coronado. También recibió el premio Escenaamateur por su texto ‘Comediantas’, ambientada en el siglo XVII, como homenaje a las primeras actrices.
Otra de sus grandes obras teatrales fue ‘Cartas para Extremadura’: En los años 50 el fotógrafo Eugene Smith, hace un viaje contratado por la revista Life para hacer un reportaje sobre España. En su trabajo, recala en Deleitosa (Cáceres), donde realiza el reportaje. Después de varias dificultades, la revista publica su trabajo. Entre las fotografías publicadas se encuentra ‘El velatorio de Juan Larra’. En esta fotografía aparece Josefa. Y de Josefa se enamora un ciudadano californiano, Charles Calusdian, que establece con ella una relación epistolar. Finalmente, Josefa interrumpe la relación presionada sobre todo por su familia. Fulgen Valares quedará para siempre en la memoria por su frase: «El hombre inventó las palabras cuando necesitó la mentira».